Leonor tiene miedo

Es mi compañera de trabajo y cada día ve más inevitable que Catalunya se separe de España.

Ella es castellana, como algunos miembros de mi familia. Vino aquí hace 35 años. Los primeros 22 los pasó en su pueblo de Málaga.

No habla catalán, ni se siente catalana. No entiende que queramos ser independientes, pero tampoco es de esos extremistas que insultan porque no entienden.

No hablamos mucho del tema. Se pone triste. Todavía cree que con la independencia se sentirá discriminada. Que será ciudadano de segunda.

Quiero explicarle a élla y todas las personas que se sienten como élla, que no va a ser así. En ninguna otra parte de la península entendemos mejor lo que es ser inmigrante, ni lo que es ser ocupado. Nosotros hemos sido ciudadanos de segunda. Y no queremos serlo más. Eso es todo.

No fue culpa suya tener que marchar de su tierra, ni fue culpa suya que les engañaran con propaganda colonialista. Les hicieron venir aquí como una repoblación para españolizar una tierra. Y así se mantienen algunos, pero la mayoría, han aprendido a amar a Catalunya y su gente. Aunque esa mayoría tengamos padres, abuelos, tíos, fuera de aquí.

Intento que reflexione. Cuando llegó, nadie la rechazó. Me lo confirma. Nadie le obligó a hablar catalán. Me lo vuelve a confirmar. Se le dio trabajo y trabajó duro, claro, pero sus hijos han ido a la universidad. Algo que élla misma considera un milagro. Y enseguida encontró su centro regional donde ha mantenido sus tradiciones. Sus hijos son bilingües y viven un poco ajenos a todo lo que está ocurriendo. No indiferentes. Como si no acabaran de explicarse tanto revuelo.

Nadie le pide que se olvide de su pueblo. Yo no olvido el mío. Y le llamo mío, aunque no nací allí. Pero mi padre estaba muy orgulloso de su villa castellana. Fuímos tantas veces como pudimos y quisimos. Y llevo con orgullo mi apellido español. Cuando mi padre murió, el decía que no le importaba que le enterráramos en Catalunya, que era su segunda casa, pero decidimos llevarle a su hogar. 

Comenzar un país nuevo, con leyes corregidas por sus ciudadanos, con políticos controlados por un pueblo que es capaz de alzarse cuando hay injusticias. Gente que apuesta por la diversidad, la solidaridad y la naturaleza. Gente que ama la cultura y el arte, que se regala libros y rosas. Cómo va a darte miedo? Leonor, piensa. El miedo es el totalitarismo, la dictadura, la violencia. Catalunya quiere libertad, buenas relaciones con sus vecinos y progreso. Nada más.

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