Soy muy independentista.
Pero aún siendo muy independentista, no voy a obligar a nadie a sentirse catalán. Que hay quien me dijo “Y ahora qué? Yo tengo familia en Castilla!”
Yo también tengo familia y amigos. Y seguirán allí. Y seguiré queriéndoles. No vamos a construir ningún muro.
En la República catalana, nadie va a hacer eso. Sencillamente lo que queremos es que el pueblo se implique en una política sana y limpia.
Que hable castellano, que hable catalán, que bailen sevillanas, jotas, pindangos, sardanas,… Que hagan “castells”, que monten la feria de Abril.
Que tomen gazpacho, casadielles, filloas, crema catalana,…pero que se involucren en la tierra en la que viven, para conseguir que sea mejor.
Que no traigan consigo el rencor, la rabia de haber tenido que marchar de la tierra donde nacieron.
Que no traigan consigo los falsos mitos, inventados para herir un pueblo que tiene iniciativa propia, que no se contenta con promesas falsas.
Que a lo que vamos a obligar, es al govern a que con el 100% de los impuestos mejore las infraestructuras, se eleve la calidad de vida, la sanidad, la educación, se cultive la cultura, se apueste por la innovación, se acoja a los nuevos residentes, se progrese. Y sabemos que todo esto no vendrá de la noche a la mañana, pero vendrá más pronto que tarde. Y sabemos que es la única forma de que realmente venga.
Y siempre estaremos dispuestos a ayudar a quien lo necesite. La solidaridad hace que este mundo sea maravilloso. Catalunya siempre ha sido solidaria.
Pero no queremos mantener reyes, ni aceptamos imposiciones. Somos comerciantes. Comerciemos.
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